Idea Vilariño

Presentación

 Idea Vilariño

 18 de agosto de 1920 – 28 de abril de 2009

 Idea Vilariño fue tempranamente reconocida por sus pares poetas y por los lectores como una de las grandes voces de la poesía en lengua española. Fue también una figura destacada dentro la brillante generación del medio siglo uruguayo.

 Poeta, crítica literaria, traductora, docente, autora de canciones que propagaron las grandes voces del canto popular, diarista contumaz, estudiosa del tango y de la prosodia, Vilariño supo además encarnar de modo muy personal la figura del intelectual comprometido que signó la conciencia de una época. Militó por las causas que creyó justas en tiempos convulsos y fértiles en América Latina e hizo suya una ética de la renuncia que la llevó a sacrificar premios y espacios ganados cuando entendió que eran incompatibles con sus principios. Así fue que rechazó un premio oficial porque no respetaba a los jurados, dejó de escribir en Marcha cuando su director censuró uno de sus poemas y declinó la oferta de ser propuesta a la beca Guggenheim porque contrariaba su ideología revolucionaria.

La poesía estuvo en su vida desde la infancia a través de su padre, Leandro Vilariño, poeta y anarquista, que dio a sus cinco hijos nombres únicos —Alma, Idea, Azul, Poema, Numen— y una educación artística. En su juventud compartió la creación de versos con el violín, la pintura y los estudios de medicina que inició hasta que se decidió por la literatura. Fue una poeta precoz y una precoz diarista como demuestran, en su archivo, cantidad de poemas escritos desde sus diez años, hoy recuperados en Poemas recobrados, y un diario perdido que escribió a los once, según evoca Idea en una “Memoria de infancia” que precede a Diario de juventud editado póstumamente en 2013.

Ya había escrito mucha poesía cuando en 1945, año que dio nombre a su generación, publica su primer libro, La suplicante, una plaquette de solo cinco poemas. La armonía del mundo familiar se había quebrado ya dolorosamente con una serie de muertes: su madre en 1940, su padre en 1944 y, un año después, su hermano Azul, con apenas veintitrés años. Aunque por largos períodos padeció en su juventud asma y una insidiosa enfermedad de la piel, Vilariño se integró activamente a diversos proyectos de su generación como la revista Clinamen junto a Ángel Rama, Ida Vitale y Manuel Claps, el semanario Marcha donde Emir Rodríguez Monegal dirigía las páginas literarias y la revista Número que fundó, junto con él y Manuel Claps y a la que pronto se sumaría Mario Benedetti. En esas publicaciones dio a conocer su poesía, pero también ejerció la crítica del modo implacable que cultivaron estos nuevos parricidas.“Éramos algo que tenía que pasar —rememoró en su vejez— y que estaba cómodo entre el rigor de Torres [García], el de [Lauro] Ayestarán, el de Carlitos Real de Azúa, el de [Carlos] Quijano”. En su reconocimiento Vilariño sintetizaba en esos nombres su admiración por el rigor y nombraba pasiones perdurables: pintura, música, literatura, política.

Hubo un período relativamente breve en el que Vilariño sintió y consintió la tentación de la vanguardia. En 1948 publicó Cielo, cielo, su libro más experimental y un año después, Paraíso perdido; ambos testimonian su búsqueda de renovación. En su archivo quedaron inéditos otros poemas que confirmany ensanchan una experiencia pasajera de la que no renegó.

Su verdadera voz, sin embargo, se reveló de forma contundente en la década del 50. Por aire sucio de 1951 fue un título de transición donde ya hay poemas fundantes de una nueva estética como “Eso” o “La luz”, que luego se llamará “El miedo”, pero fue a partir de Nocturnos en 1955 y Poemas de amor en 1957 que quedó inaugurada la poética descarnada y poderosa que definen su voz y una poesía que, como dijo bien Luis Gregorich, “se levanta como un árbol austero y hermoso en el espeso paisaje de la poesía hispanoamericana”.

Con esos títulos, Idea Vilariño inició una forma personalísima de edición que organizó su obra por zonas temáticas en solo cuatro títulos: Nocturnos para los poemas filosóficos y nihilistas, Poemas de amor para los de contenido amoroso y erótico, Pobre mundo, desde 1966, para los que expresan su comunión con la naturaleza y para los poemas políticos, y, finalmente, No (1980) donde alojó poemas breves de todas las épocas. Los libros fueron creciendo y depurándose a lo largo de los años. Entendía que el sentido de su poesía dependía también de esa calculada combinación y ordenamiento. Amaba las antologías y sospechaba, en cambio, del exceso y la falta de selección. Demoró en reunir su Poesía completa, que tuvo su primera edición, recién en 2002.

La aparición en 2017 de los cuadernos de poesía, vendidos a la Universidad de Princeton en contra de su voluntad testamentaria, ha mostrado el revés de su obra conocida. En esos cuadernos Idea fue pasando en orden cronológico los poemas que solía escribir con urgencia en cualquier pedazo de papel. Su lectura nos devuelve una historia de escritura que completa e ilumina el sentido de su obra. En los borradores primarios que guarda el archivo de la Biblioteca Nacional se aprende también su modo de crear. Y todo su desmembrado archivo guarda material precioso que ya ha ensanchado su obra en prosa con la publicación de parte de su diario, de sus ensayos y la de su poesía con la recuperación de poemas inéditos o dispersos que aquí se publican con acceso libre. 

Idea Vilariño murió en Montevideo el 28 de abril de 2009 y fue velada en la Universidad de la República. Bastante antes de morir ya era, no solo una poeta consagrada, sino un mito que alimentaba el misterio. Su larga y difícil relación con Juan Carlos Onetti, su soledad elegida, la libertad con que ejerció su sexualidad, la reticencia que por mucho tiempo sostuvo frente a la vida literaria y las entrevistas, fueron creando una leyenda que acompañó la fascinación hipnótica que ejercen sus poemas sobre generaciones de lectores. Su legado fue una poesía empeñada en nombrar el fin del amor, la omnipresencia de la muerte, la suciedad de la vida y así decir también, la intensidad de vivir, la pureza de la noche, la gloria del mundo y la dicha del amor que habita el paso fugaz de los hombres en la tierra.

El acceso a su archivo es otra forma de acceso a su intimidad.